He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

domingo, 20 de septiembre de 2015

Somos

Somos
como esos viejos árboles
batidos por el viento
que azotan desde el mar.
Hemos 
perdido compañeros,
paisajes y esperanzas
en nuestro caminar.
Vamos
hundiendo en las palabras
las huellas de los labios
para poder besar.
Tiempos,
futuros y anhelados,
de manos contra manos
izando la igualdad.

Somos
como la humilde adoba
que cubre contra el tiempo
la sombra del hogar.
Hemos
perdido nuestra historia,
canciones y caminos
en duro batallar.
Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas
para poder andar.
Tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.

Somos
igual que nuestra tierra
suaves como la arcilla
duros del roquedal.
Hemos
atravesado el tiempo
dejando en los secanos
nuestra lucha total.
Vamos 
a hacer con el futuro
un canto a la esperanza
y poder encontrar.
Tiempos
cubiertos con las manos
los rostros y los labios
que sueñan libertad.

Somos 
como esos viejos árboles.

Ayer, 19 de septiembre, se cumplieron cinco años de la muerte de José Antonio Labordeta [1935-2010]. Siempre, y más si cabe en tiempos raros como éstos que vivimos, se echa de menos a tipos como él...

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