Recuerdo el año que estuve viviendo en Nueva York, compartiendo casa con otros cinco profesores españoles que, como yo, impartían clases en institutos de Secundaria. A la hora de la cena hablábamos de la ciudad, y yo tenía la sensación de que vivíamos en cinco ciudades diferentes, a pesar de que teníamos todos la misma edad, el mismo trabajo y el mismo lugar de origen. Puede que existan ocho millones de ciudades que comparten un mismo nombre, Nueva York; una para cada uno de sus habitantes. Pero además estoy convencido de que ahora la misma ciudad ya es otra, porque aun siendo la misma, yo no la podré ver con los mismos ojos. La escritura refleja lo real porque es subjetiva. Nueva York, Barcelona o Albacete solo existen como y cuando las miramos.
Del libro Escribir de Enrique Páez [1955- ].
Magnífico.
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