He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

martes, 24 de junio de 2014

Capote

Hace años, no sé cuántos, leí A sangre fría, del escritor estadounidense Truman Capote [1924-1984]. Recuerdo que me gustó y me impresionó leerla, pero no fui entonces consciente del camino que abría aquella novela al publicarse a finales de los sesenta.
Hace unos días vi en casa Capote, la película que se rodó en 2005 sobre la escritura de A sangre fría.
Magnífica. Un recorrido por todo el proceso creativo, con los altibajos de la relación del escritor con el tema, los personajes y con la propia historia...
El actor que interpreta a Capote, Philip Seymour Hoffman, trabaja extraordinariamente: casi sin darte cuenta te va haciendo sentir amor y odio hacia su personaje según avanza la película. En ocasiones parece que es un tipo habilidosísimo para seducir a las personas de quienes necesita alguna información, y otras veces da la impresión de que simplemente utiliza a quien tiene en su entorno para sus intereses, para poder terminar su libro.
Fascinante también la implicación en la escritura, cómo la historia va enredando al escritor hasta casi no dejarle vivir tranquilo y no permitirle tener la cabeza en ningún otro sitio que no sean sus personajes y la historia que trazaron...

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