He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

viernes, 5 de agosto de 2016

Como un idiota

No estaba enamorado de ella —eran más o menos tan incompatibles como podrían serlo dos personas cualesquiera—, pero la quería mucho y echaba de menos a esa maldita y complicada mujer. Había creído que la amistad era mutua. En resumen, se sentía como un idiota.
Permaneció junto a la ventana un buen rato.
Al final se decidió.

De la novela La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina [2005], segunda parte de la trilogía Millennium del escritor sueco Stieg Larsson [1954-2004].

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