He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

miércoles, 31 de agosto de 2016

martes, 30 de agosto de 2016

El álbum

Entraron aprisa en el café y se sentaron. La impaciencia les encendía los ojos al dejar el paquete sobre la mesa. Ella, apenas sentada, comenzó a abrirlo, mirando con amor, alternativamente, la cinta roja sobre el papel y el rostro de él con ligero orgullo protector y expectante.
–¿Qué van a tomar?
–Café con leche. ¿Y tú?
–Lo mismo.
En la mesa apareció con pastas de color azul marino, como el traje de los días señalados, el álbum de las chocolatinas. Era un gran día. Habían hablado de él como se habla de cuando llegará un niño. Aquel álbum representaba el tesón del novio en su niñez, que había reunido una estampita tras otra hasta cubrir todas las ventanillas sin paisaje de aquel libro difícil. Sus compañeros de colegio –él lo recordaba– habían dejado en el álbum huecos de desamor y desidia. Y el álbum, ahora flamante sobre la mesa, mostraba la solicitud en el tiempo de un hombre cuidadoso, fiel toda la vida a sus más inocentes alegrías, al objeto de su ilusión más nimia. Para la novia, aquel álbum azul implicaba tesón y constancia. Tenían sobre la mesa el café con leche del amor humilde, pero tenían también dentro del libro las maravillas todas del Universo, y se pusieron a deshojarlas con lentitud amorosa, como si en ello les fuera su felicidad, el sí o el no. 
–No: hoy "Las Mariposas", no –decía ella con tremendo gozo–. Hemos visto ya "Los Grandes Inventos".
Cada hoja les aproximaba, día tras día, un poco más. El día de "Las Mariposas", ella balanceó sus pestañas en el aire hacia un hombre joven que estaba enfrente sentado, y él –el novio– tuvo celos. Pero ella ni había mirado siquiera a aquel hombre: quería simplemente mariposear con sus finas pestañas. El día de "Las Aves Domésticas" proyectaron un canario naranja transparentándose en el hogar que tendrían, en la ventana con sol: "Mejor, blanco", insinuaba él. "No, tiene que ser naranja", decía resuelta ella, entornando los ojos como si les dañara el agridulce color del pájaro. Las "Aves Exóticas" pusieron sobre el pelo de ella, suave, un sombrerito atrevido de vistosas plumas en una tarde con risa en el mundo, y champaña y "confetti". En "Flores Para Regalo", él la obsequió con doce tulipanes para que no olvidara alguna cosa. Al llegar a "Animales Prehistóricos", tuvo ella miedo y se acercaron más. Él quiso continuar más días viendo "Los Animales Prehistóricos", pero ella se negó y entró en la hoja rutilante de "Las Piedras Preciosas". Ante "Las Piedras Preciosas" él anduvo receloso por sentimiento atávico. Veía en los ojos de ella cierta cortesana desfachatez, ciertas desmesuradas pretensiones, que le tuvieron en desazón toda la tarde y que interpuso entre ellos una pastosa frialdad anfibia. En "Las Algas" enredaron sus dedos, manos, brazos, miradas y palabras. Con "La Evolución Del Automóvil" lo pasaron bien, dieron saltos y frenazos bamboleantes sobre sus sillas. Con "Las Fieras" se identificó ella de tal forma, que los ojos se le llenaron de instinto y él se encontró como un domador trágico que de un instante a otro podía perecer. Con "La Fauna del Mar" cruzaron una y otra vez por los ojos de él y de ella los peces cariñosos, perezosos, suaves, del amor, y estuvieron pasando toda la tarde mansa, humildemente. Al llegar a "Las Frutas", ella, con un rubor, posó su mano sobre las manzanas para que él no tuviera ningún pensamiento avanzado, para que no pensara como Adán.
Terminaron el álbum, y estaban tostados y palpitantes como después de un largo viaje. Era como si volvieran con los mismos recuerdos de una luna de miel respetuosa. Ella esperó todos los días –sobre todo el último– a que él dijera: "El álbum, para ti, te lo regalo". Pero no lo hizo. Llenar aquel libro de cromos había sido la gracia de su niñez, le había proporcionado entrada de honor en todas las visitas. Y cogió su álbum y se lo guardó. Ella, de haberlo tenido, le hubiera devuelto su regalo en palabras llenas de entendimiento y colores, en experiencia del mundo, en primores en plantea y honduras de mar. Pero así las tardes fueron enfriándose, se aburrían y hacían tos de las palabras rotas. Y un día ella –que se había enamorado de aquel álbum– le dijo adiós a él. Y él tendrá que sacarlo de nuevo en su vida, cuando llegue la hora, sin atreverse a regalarlo nunca.

Cuento de Medardo Fraile [1925-2013] incluido en su libro Con los días contados [1972].

lunes, 29 de agosto de 2016

¿Qué es un libro que nos gusta?

Al igual que la literatura, la música puede determinar un cambio radical, una conmoción emocional, una tristeza o un éxtasis absolutos; al igual que la literatura, la pintura puede generar asombro, una nueva mirada ante el mundo. Pero sólo la literatura puede proporcionar esa sensación de contacto con otra mente humana, con la integralidad de esa mente, con sus debilidades y sus grandezas, sus limitaciones, sus miserias, sus obsesiones, sus creencias: con todo cuanto la emociona, interesa, excita o repugna. Sólo la literatura permite entrar en contacto con el espíritu de un muerto, de manera más directa, más completa y más profunda que lo haría la conversación con un amigo, pues por profunda, por duradera que sea una amistad, uno nunca se entrega en una conversación tan completamente como lo hace frente a una hoja en blanco, dirigiéndose a un destinatario desconocido. Por supuesto, tratándose de literatura, la belleza del estilo y la musicalidad de las frases tienen su importancia; no cabe desdeñar la profundidad de la reflexión del autor ni la originalidad de sus pensamientos; pero ante todo un autor es un ser humano, presente en sus libros, y en definitiva poco importa que escriba muy bien o muy mal, lo esencial es que escriba y que esté, efectivamente, presente en sus libros (es extraño que una condición tan simple, tan poco discriminatoria en apariencia, lo sea tanto en realidad, y que ese hecho evidente, fácilmente observable, haya sido tan poco explotado por los filósofos de corrientes diversas: dado que los seres humanos poseen en principio, a falta de cualidad, una misma cantidad de ser, en principio todos están más o menos igualmente "presentes"; no es ésa sin embargo la impresión que dan a unos siglos de distancia, y con demasiada frecuencia vemos, a lo largo de las páginas que sentimos dictadas por el espíritu del tiempo más que por una individualidad propia, cómo se deshilacha un ser incierto, cada vez más fantasmagórico y anónimo). Igualmente, un libro que nos gusta es ante todo un libro del que nos gusta el autor, al que deseamos conocer y con el que apetece pasar los días.

De las primeras páginas de la novela Sumisión [2015] del escritor francés Michel Houellebecq  [1956- ].

sábado, 27 de agosto de 2016

viernes, 26 de agosto de 2016

jueves, 25 de agosto de 2016

El astrónomo

A la sombra de un templo, mi amigo y yo vimos a un ciego sentado solo. Mi amigo dijo:
—Mira al hombre más sabio de nuestro país.
Dejé a mi amigo y me aproximé al ciego, lo saludé y conversamos. Después de un tiempo le dije:
—Perdona mi pregunta, pero ¿desde cuándo eres ciego?
Respondió´:
—Desde mi nacimiento.
Dije:
—¿Qué sendero has recorrido para llegar a la sabiduría?
Me respondió:
—Soy astrónomo. —Puso la mano en el pecho y agregó—: Observo todos esos soles, y lunas y estrellas.

Del libro El loco [1918] del libanés Gibran Khalil Gibran [1883-1931].

miércoles, 24 de agosto de 2016

Millennium

Estos días he estado releyendo la trilogía Millennium (Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire) del sueco Stieg Larsson [1954-2004]. Me han vuelto a gustar, como la primera vez que las leí hace seis o siete años. Mucho.

La primera noticia que tuve de estas novelas fue por mi amigo David. Estando en su casa de Lanzarote de vacaciones me contó que estaba leyendo una novela que le tenía enganchadísimo, que estaba flipando con el ritmo que tenía, con cómo contaba detalles sobre los personajes, el ordenador que usaban, la calle por la que estaban circulando en Estocolmo... Y también me decía que la historia era adictiva, que cada noche de aquella semana que estuve allí se quedaba hasta las tantas leyendo para saber cómo iba avanzando la historia... aunque iba a tener que quedarse con las ganas de saber cómo acababa porque aún había dos volúmenes más que todavía tardarían algún tiempo en traducirse y publicarse en español.

Me fío mucho de David y de sus gustos libreros, así que tomé buena nota del autor y del título de los que me hablaba y, eso sí, tomé la precaución de esperar a que estuvieran publicadas las tres novelas en español para poder leerlas seguidas, de un tirón.

Y así lo hice. Y efectivamente me engancharon y me gustaron mucho. Efectivamente, como dice la gente de unlibroaldia, es posible que en los dos últimos volúmenes a Larsson se le haya ido un poco la mano al querer hacer la historia demasiado cinematográfica y entremezclar (quizá) demasiadas tramas en paralelo... Pero lo cierto es que estos días, mientras las volvía a leer, a pesar de ya conocer la historia y el desenlace, me lo he vuelto a pasar muy bien con Mikael y Lisbeth y toda esa pandilla que les acompaña...

Son tres novelas que en realidad creo que es una sola en tres volúmenes. O quizá, como mucho, dos. Y es cierto que habla de demasiadas cosas, que hay demasiados personajes, demasiadas tramas entremezcladas... Pero en el fondo lo importante, lo que verdaderamente a mí me interesa de todas estas páginas es que, como dice Mikael al final del tercer volumen,

...al fin y al cabo, esta historia no va de espías y sectas estatales, sino de la violencia que se comete habitualmente contra las mujeres y de los hombres que lo hacen posible... 

Para mí estas dos líneas dan la clave en la que hay que leer estas casi tres mil páginas de intriga, violencia, sexo, amistad, odios y lealtades. En realidad éste es para mí, sin duda, el verdadero motivo de que me haya vuelto tan fan de Stieg Larsson y de que haya disfrutado tanto leyendo por segunda vez (y quizá no última) su trilogía...

martes, 23 de agosto de 2016

lunes, 22 de agosto de 2016

gente que lee (105)

Hoy, 22 de agosto, se cumplen 108 años del nacimiento del fotógrafo (y muchas más cosas) Henri Cartier-Bresson [1908-2004]. Una buena ocasión para volver a traerle a este blog, esta vez fotografiado por su pareja Martine Franck [1938-2012] mientras leía en un tren viajando por Suiza en 1976.

Y es también un buen día, como podría serlo cualquier otro, para 'resucitar' mi blog de fotografía, 99zetas.blogspot.com, que lleva demasiado tiempo sin actividad...

¡¡¡Pasen y vean!!!

¡Seguimos!

domingo, 21 de agosto de 2016

sábado, 20 de agosto de 2016

Deberes de verano

  • Lee todo lo que puedas. Pero no porque tienes que hacerlo. Lee porque el verano inspira sueños y aventuras, te sentirás libre. Lee porque es la mejor forma de rebelión que tienes.
  • Intenta recordar todas las nuevas palabras que has aprendido este año, busca palabras sinónimas y antónimas a cualquier objeto que veas este verano.
  • Por la mañana, camina por la orilla del mar. Mira cómo se refleja el sol en el agua, piensa en las cosas que más amas de la vida y siéntete feliz.
  • Intenta escribir en un diario todas las cosas que te pasen este verano, los sitios que visites y los helados que te comas. Escribe todo lo que puedas sin faltas de ortografía.
  • Haz un montón de deporte.
  • Baila. Quítate la vergüenza, en la pista de baile o en tu habitación. El verano es un festival y sería muy absurdo no formar parte de él.
  • Recuerda los apuntes de nuestras clases. Decenas y unidades, sumas y restas, sumas con llevadas, ordena de mayor a menor, sigue la serie de 5 en 5, sumas de tres sumandos, los euros, las horas.
  • Evita todas las cosas, situaciones y personas que influyan negativamente en tu verano. Busca las situaciones y la buena compañía de los buenos amigos, que te entiendan y que se rían contigo.
  • No pares de reír. Reír es muy saludable y dicen que dan más años de vida si ríes un montón. Cuenta chistes y escríbelos en tu diario para que no se te olviden.
  • No digas palabrotas y sé siempre educado y amable.
  • Escribe en tu diario los sueños que hayas tenido. Tarde o temprano se cumplirán, porque si puedes soñarlo puedes hacerlo.
  • Sé bueno.
A los padres: ¡Por favor! Los niños a estas edades son "esponjas". Van a copiar todos tus hábitos, palabras y cosas que hagáis, ya que estarán la mayoría del tiempo con vosotros. Vosotros debéis ser un modelo para ellos. Si tú lees, ellos leen... y tened mucha paciencia.

Varias veces me han llegado estos días, por facebook o por mail, estos "deberes de verano" para niños y niñas. Aquí los dejo.Por si a alguien le apetece 'aplicarse' durante lo que queda de verano o en los siguientes...
En estas semanas me dedico a dar muchas clases particulares a estudiantes de la sierra. Sobre todo matemáticas, física, química y cosas así. Pequeñxs y mayores. Se examinan en un par de semanas, a principios de septiembre. Algunxs estoy seguro de que aprobarán, otrxs es posible que no. Pero tengo claro que hay algo que falla en este sistema educativo que no motiva, que limita las artes o la filosofía, que le parece más importante una asignatura de economía que una de música, que a veces parece que corta alas en lugar de ayudar a que crezcan...

jueves, 18 de agosto de 2016

Medio pan y un libro

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. "Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre", piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor", y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: "¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!". Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: "Cultura". Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
Porque contra el libro no valen persecuciones. Ni los ejércitos, ni el oro, ni las llamas pueden contra ellos; porque podéis hacer desaparecer una obra, pero no podéis cortar las cabezas que han aprendido de ella porque son miles, y si son pocas, ignoráis dónde están. Los libros han sido perseguidos por toda clase de Estados, por toda clase de religiones, pero eso no significa nada en comparación de lo que han sido amados.

Discurso pronunciado por Federico García Lorca [1898-1936] en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros, el pueblo en que nació.
Hoy, 18 de agosto, se cumplen 80 años de su asesinato, cometido sólo un mes después de iniciarse la Guerra Civil en España.
Hoy, ochenta años después de su muerte, ochenta y tantos años después de pronunciarlas, sus palabras no pueden seguir siendo más vigentes...
¡Seguimos!

miércoles, 17 de agosto de 2016

gente que lee (104)

Hace un par de semanas conté aquí que cada vez más amigxs me envían sus imágenes para colaborar en la colección de gente que lee. Las de esta foto son las tres peques de María Congost leyendo como locas...
;o)
¡Gracias!

martes, 16 de agosto de 2016

Leer con un lápiz en la mano

Leer un libro para hacerse una idea sobre su calidad es una forma de leer distinta de la que tiene por objetivo el disfrute, la identificación o la ampliación de la imaginación. Se trata de una forma de leer que sin querer se transforma en escribir, pues se hacen constar en el margen o en una hoja aparte notas y comentarios. Leer se convierte en una acción: quien lee de esta manera responde al texto, es su beneficiario, pero posiblemente también su rival. Este lector compara lo leído con otras cosas leídas, lo clasifica, lo destaca, lo rectifica, lo juzga, lo ensalza, tal vez lo condene. Por así decirlo, de ese modo leer pierde su inocencia. Sin embargo, como ilustran el ejemplo del erudito o el del monje, esta manera de leer, que establece con el texto una relación recíproca de pregunta y respuesta, tiene una larga historia, que se remonta más atrás incluso que a la lectura inocente, voraz. Del crítico literario George Steiner es la aguda observación de que un intelectual es simplemente "alguien, ya sea hombre o mujer, que lee un libro con un lápiz en la mano".

De Mujeres y libros [2013] de Stefan Bollmann [1958- ].

lunes, 15 de agosto de 2016

Pero si me dan a elegir...

No soy un fulano con la lágrima fácil
de esos que se quejan sólo por vicio.
Si la vida se deja yo le meto mano
y si no aún me excita mi oficio,
y como además sale gratis soñar
y no creo en la reencarnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas, 
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de todos los hombres
que nunca seré:

Al Capone en Chicago,
legionario en Melilla,
pintor en Montparnasse,
mercader en Damasco,
costalero en Sevilla,
negro en Nueva Orleans,
viejo verde en Sodoma,
deportado en Siberia,
sultán en un harén,
¿policía? ni en broma,
triunfador de la feria,
gitanito en Jerez,
tahur en Montecarlo,
cigarrillo en tu boca,
taxista en Nueva York,
el más chulo del barrio,
tiro porque me toca,
suspenso en religión,
confesor de la reina,
banderillero en Cádiz,
tabernero en Dublín,
comunista en Las Vegas,
ahogado en el Titánic,
flautista en Hamelín...

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas,
yo escojo la del pirata cojo,
con pata de palo,
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán, capitán
de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera...

La del pirata cojo,
con pata de palo,
con parche en el ojo,
con cara de malo,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa...
y allá a su frente Estambul...

Billarista a tres bandas,
insumiso en el cielo,
dueño de un cabaret,
arañazo en tu espalda,
tenor en Rigoletto,
pianista de un burdel,
bongosero en La Habana,
Casanova en Venecia,
anciano en Shangri-La,
polizón en tu cama,
vocalista de orquesta,
mejor tiempo en Le Mans,
cronista de sucesos,
detective en apuros,
conservado en alcohol,
violador en tus sueños,
suicida en el Viaducto,
guapo en un culebrón,
morfinómano en China,
desertor en la guerra,
boxeador en Detroit,
cazador en la India,
marinero en Marsella,
fotógrafo en Play Boy...

Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas,
yo escojo la del pirata cojo,
con pata de palo,
con parche en el ojo,
con cara de malo,
el viejo truhán,
capitán de un barco que tuviera por bandera
un par de tibias y una calavera...

Lunes de poesía y música: La del pirata cojo [incluida en el disco Física y Química, de 1992] es una de mis canciones favoritas de Joaquín Sabina [1949- ].

domingo, 14 de agosto de 2016

Fugaces

Un poco de poesía para este domingo: en estos días de perseidas me he acordado de esta frase que vi hace poco en el facebook...
Una compañera de la facultad, que por cierto he reencontrado hace un par de años al venirme a vivir a la sierra, a veces decía que vivíamos como si no nos acordáramos de que no somos inmortales.

sábado, 13 de agosto de 2016

viernes, 12 de agosto de 2016

jueves, 11 de agosto de 2016

¿Qué novelistas prefiere y por qué?

Amo, sobre todo, a Stendhal porque sólo en él la tensión moral individual, la tensión histórica y el impulso vital son una sola cosa: tensión lineal novelesca. Amo a Pushkin porque es transparencia, ironía y seriedad. Amo a Hemingway porque es matter of fact, understatement, voluntad de felicidad, tristeza. Amo a Stevenson porque parece que vuela. Amo a Chejov porque no va más allá de donde va. Amo a Conrad porque navega en el abismo y no naufraga. Amo a Tolstói porque a veces me parece que estoy a punto de entender cómo lo hace y, en cambio, no entiendo nada. Amo a Manzoni porque hasta hace poco lo odiaba. Amo a Chesterton porque quiso ser el Voltaire católico y yo habría querido ser el Chesterton comunista. Amo a Flaubert porque después de él no se puede pretender hacer nada que se le parezca. Amo al Poe del Escarabajo de oro. Amo al Twain de Huckleberry Finn. Amo al Kipling de El libro de la selva. Amo a Nievo porque lo he releído muchas veces divirtiéndome tanto como la primera. Amo a Jane Austen porque no la leo nunca pero me alegro de que exista. Amo a Gógol porque deforma con precisión, maldad y medida. Amo a Dostoievski porque deforma con coherencia, con furor y sin medida. Amo a Balzac porque es visionario. Amo a Kafka porque es realista. Amo a Maupassant porque es superficial. Amo a Mansfield porque es inteligente. Amo a Fitzgerald porque está insatisfecho. Amo a Radiguet porque la juventud nunca vuelve. Amo a Svevo porque alguna vez habrá que envejecer. Amo...  

Italo Calvino [1923-1985] respondiendo en 1959 a una entrevista sobre novelas y novelistas...

miércoles, 10 de agosto de 2016

martes, 9 de agosto de 2016

Rostros

He visto un rostro con mil semblantes, y un rostro que no era sino un solo semblante, como si estuviera en un molde.
He visto un rostro cuyo resplandor no ocultaba su fealdad interior, y un rostro cuyo resplandor escondía una belleza aún más espléndida.
He visto un rostro viejo con arrugas inexpresivas, y un rostro terso en el que todas las cosas habían dejado su huella.
Conozco los rostros porque miro a través de la tela que mis propios ojos tejen, y busco la realidad que hay debajo.

Del libro El loco [1918] del libanés Gibran Khalil Gibran [1883-1931].

lunes, 8 de agosto de 2016

Educar

   Educar es lo mismo 
que poner un motor a una barca,
hay que medir, pensar, equilibrar,
y poner todo en marcha.

   Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

   Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

   Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

   Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestro propio barco, 
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.

Gabriel Celaya [1911-1991]

domingo, 7 de agosto de 2016

sábado, 6 de agosto de 2016

viernes, 5 de agosto de 2016

Como un idiota

No estaba enamorado de ella —eran más o menos tan incompatibles como podrían serlo dos personas cualesquiera—, pero la quería mucho y echaba de menos a esa maldita y complicada mujer. Había creído que la amistad era mutua. En resumen, se sentía como un idiota.
Permaneció junto a la ventana un buen rato.
Al final se decidió.

De la novela La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina [2005], segunda parte de la trilogía Millennium del escritor sueco Stieg Larsson [1954-2004].

jueves, 4 de agosto de 2016

En agosto, Julio

- Estoy releyendo a Stieg Larsson (que me está volviendo a gustar mucho),
- el otro día cogí en la biblioteca Sumisión de Michel Houllebecq (leí algo suyo hace años y no me entusiasmó, pero tengo mucha curiosidad por esta novela),
- y aún tengo pendientes algunos de los regalitos de mi cumple (he leído ya dos de ellos que me encantaron y los demás me están esperando)...

...Pero ya que estoy currando dando clases en la sierra y no voy a poder viajar 'de verdad' durante estas próximas semanas, he decidido dedicárselas a tutiplén al enorme Julio Verne...

miércoles, 3 de agosto de 2016

gente que lee (102)

Llevo tiempo 'coleccionando' imágenes para esta sección de gente que lee de mi blog (que me encanta y que sé que le gusta mucho a algunxs amigxs...).
Tengo guardadas docenas de imágenes que encuentro y que voy colgando poco a poco, más o menos una cada semana. Son fotos, cuadros o dibujos que voy encontrando aquí o allá, en libros, museos, internet, exposiciones, periódicos... por todas partes hay gente que lee.
;o)
Pero además, cada vez hay más amigxs que me mandan imágenes (chulísimas) de gente leyendo. Ésta de hoy me la ha mandado Imilce desde algún lugar del norte en el que está pasando unos días de vacaciones con su fámili...
¡Gracias!

martes, 2 de agosto de 2016

Vuelta a casa

Es tardísimo. Al final hemos vuelto a acabar más tarde de lo habitual. Parecía que la reunión de hoy estaba siendo tontorrona, pero se ha puesto interesante cuando Juan ha sacado el tema del maltrato en el colegio de su hija. ¡Qué frío hace, joder! Incluso cuando las reuniones nos salen un poco sosas me merece la pena venir una vez al mes a Madrid a ver un rato a esta gente. Me sientan bien. Me ponen las pilas. Gente interesante que me ayuda a hacer un poco de gimnasia mental y a mirar las cosas con perspectiva. Lo malo es la perecita de venir desde la sierra hasta aquí para estar sólo un par de horas en la ciudad y volver a subir a las tantas. He hecho bien en volver andando desde Tribunal hasta donde tengo el coche. Seguro que a estas horas hubiera tardado más en metro entre las esperas y el transbordo. Además prefiero no gastar lo que me queda del abono que tengo, que está ya un poco tieso y el miércoles lo necesitaré otra vez cuando vuelva al taller de escritura. Y ahora estos descerebrados dando voces en Sol. ¿Ha habido hoy algún partido de fútbol? Parece que con el paseíto voy entrando en calor. Desde aquí ya es cuesta abajo hasta Lavapiés. La una menos cuarto. Hoy hubiera estado bien quedarme a dormir con Irene. Pero no le he dicho nada y no me gusta lo de aparecer por sorpresa en su casa. Y menos a estas horas. Ahí está el coche, por fin. ¡Anda que no tiene mierda! Pero bueno, ahora no estoy para pensar en limpiarlo. Entre la jodida correa esa que tengo que cambiarle, el aceite, la cerradura rota, las ruedas nuevas, el impuesto del ayuntamiento que tengo pendiente y el seguro que debe estar a punto de llegar, voy a necesitar más de mil euros sólo para el puto coche. Menos mal que al menos me lleva y me trae. Bastante hace con lo viejito que está. Como se me rompa del todo sí que la cago, que en la sierra sin coche no eres nadie. Bueno, cochecito, ahora pórtate bien y llévame a casa, ¿vale? ¡Venga, ánimo! ¡Vaya rasca! Hala, vámonos. Pues no es flamenco lo que más me apetece escuchar ahora, la verdad. Y en Radio Nacional estos petardos hablando de los pactos. ¡Qué ascazo! Podían irse todos un poquito a la mierda y dejarnos en paz. Con M-80 y Kiss FM ni lo intento a estas horas, que estarán en pleno horario de música somnífera. Voy a dejar Radio Clásica, que en un rato cambiará de programa y a lo mejor me ponen algo más acorde al ánimo que llevo. ¡El túnel de Atocha cortado! ¡Genial! A ver por dónde me mandan ahora. Bueno, parece que todos se meten por el carril bus y siguen de frente hacia Ciudad de Barcelona. Menos mal, porque si me llegan a hacer bajar por Santa María de la Cabeza echo otros veinte minutos. Ni dios en la M30. ¡Mola! A casa. ¡Joder, qué gusto, y ahora me ponen a Bach para el camino! ¿Qué más puedo pedir? ¡Qué agobio lo que ha contado Juan del cabrón ese de la clase de su hija haciendo que se pelearan los dos chavales discapacitados y el resto del grupo jaleándoles! Andamos jodidos si la gente de quince años es capaz de ser tan cruel. Casi más heavy lo del público coreando a esos dos pobres pegándose que lo del cabrón que organiza toda la movida. Y el director, ¡menudo sin sangre! Llama a los padres porque hay amenaza de denuncia. Si no, mejor todo el mundo calladito, nada de movernos no vaya a ser que pase algo y nos metamos en problemas. Un tuercebotas. Lucía me contó algo parecido hace unos días del cole de Sonia. Vaya tela. Los niños puteándose entre ellos en el patio y en las clases. Tienen de quien aprender, eso es cierto. Los adultos andamos a hostias, así que es normal que si ése es el referente que tienen, ése sea el modelo que siguen. La cosa es cómo atajarlo lo antes posible para que no lo reproduzcan cuando lleguen a adultos. Este programa lo han hecho para mi. ¡Qué gusto! Ahora las variaciones Goldberg. Estoy por quedarme en el coche a dormir cuando llegue a casa para no perderme nada de lo que pongan luego. ¡Qué idiota! Pues anda que iba a estar bien abrigadito en el coche. Me iban a abrigar bien Goldberg y Bach y Glenn Gould y su puta madre. A ver si no encuentro hielo cuando esté llegando al pueblo, que hoy tiene pinta de que va a caer una helada de las de nota. ¿Cómo no van a ser cabrones los niños si nos ven a los mayores jodiéndonos la vida unos a otros? Como los sobrinos de Iván, que desde que se separaron sus padres, como se están matando vivos entre ellos, pues los críos también se han metido en esa guerra. La pequeña castigando a la madre, el mayor jodido y más solo que la una, y los padres en la parra, que no se enteran ni de por dónde les da el aire, cada uno a su rollo. Y ahora no saben cómo ganarse a sus hijos y la están cagando todos pero bien. A ver por dónde sale todo eso. ¡Qué maravilla cómo se ve la sierra con la luz de la luna! Dentro de unos días debe ser ya llena. Quizá el viernes o el sábado. Vaya cielo despejado que hay hoy. ¡Qué gusto! Aunque no queda mucha nieve. Hay más por la parte de arriba, por donde estuve el otro día pateando con Irene. Aunque no quede mucha mola ver desde aquí con esta luz las manchas blanquecinas por la cresta de la sierra. Bueno, ya estoy aquí. ¡Qué ganas de pillar la cama! ¡Me cago en la leche! ¡Otra vez ha dejado el cerrojo echado esta petarda! ¡Hasta el culo estoy de compartir casa! A ver cómo consigo que se despierte esta insustancial que duerme como un cesto. Definitivamente no hace tiempo de quedarme a dormir en el coche. Ni con Bach acompañándome ni con la madre que lo parió. Pues nada, a ver cuándo se digna a despertarse. Ya está, menos mal, acabo de oír la puerta de su habitación. Sí, claro que soy yo. Quién va a venir a estas horas y a llamar así durante tanto rato. Pues hala, casi tres cuartitos de hora ricos, ricos que me he pasado al raso esperando a que me abriera la bella durmiente. A ver si me salen las cuentas y en verano me piro. Qué ganas de vivir solo otra vez y de hacer lo que me dé la gana sin tener que estar pendiente de nadie. ¡Qué sueño! Al entrar en casa se me ha venido encima todo el cansancio de golpe. ¡Vaya día largo! Dientes y a la cama. Me gustaría leer un ratito pero estoy hecho un escombro. ¿A qué hora pongo el desper? He quedado con Teresa temprano para lo de la biblioteca y el club de lectura y antes me tiene que dar tiempo a preparar lo del taller. ¿Seis y media...? Ufff....

Madrid, marzo de 2016.

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Vuelta a casa por Román J. Navarro Carrasco se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

El resultado de otro de los ejercicios que nos encargaron en el taller de escritura creativa que hice a principios de este año en la Escuela de Escritores de Madrid. En esta ocasión nos pedían usar la técnica del monólogo interior.
Lo que cuento en el relato es una mezcla de realidad y ficción... aunque, a pesar de haber cambiado nombres, lugares y hechos, el porcentaje de la primera es bastante mayor que el de la segunda...
;o)

lunes, 1 de agosto de 2016

Las dos jaulas

En el jardín de mi padre hay dos jaulas. En una vive un león, que los esclavos de mi padre trajeron del desierto de Nínive; en la otra, un gorrión que no canta.
Todos los días al amanecer, el gorrión saluda al león diciendo: "Que tengas buenos días, hermano prisionero".

Del libro El loco [1918] del libanés Gibran Khalil Gibran [1883-1931].