He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

martes, 29 de marzo de 2016

Un océano de amor

Me han sentado bien estos días de vacaciones. Me he quedado en casa y he visto algunas pelis, he estado con gente que quiero, me he dado algunas caminatas por la montaña, y he estado leyendo, claro. Y precisamente quería dejar aquí un comentario sobre uno de los libros que han caído en mis manos en estos días. Aunque la verdad es que no sé si de este libro se puede decir exactamente que lo haya estado leyendo...
Un océano de amor [2014] es una novela gráfica (o cómic o historieta en dibujos o tebeo o como haya que llamar a estas cosas), escrita por Wilfrid Lupano [1971- ] y dibujada por Grégory Panaccione [1968- ]. Me llamó mucho la atención cuando lo descubrí a primeros de febrero en Un libro al día (cada vez me gusta más ese blog...), lo regalé hace unas cuantas semanas y ahora me ha vuelto prestado para leerlo...

Y decía que no estoy muy seguro de si se puede usar la palabra leer aplicada a este libro porque una de sus características que más llama la atención es que en toda la historia no hay ni un solo diálogo ni un solo texto explicativo. Sólo dibujos. Nada más. Y nada menos.
Y a pesar de no haber bocadillos, ni cuadros de texto, ni siquiera onomatopeyas en las más de doscientas páginas del libro, la historia está llena de diálogos sin palabras, de alegría, miedo, aventuras, risas, y amor, claro, como ya sugiere el título...
La historia es divertida y te atrapa desde el primer momento. Y los dibujos son maravillosos, muy expresivos, y son quienes realmente cuentan todo.
Leo pocas novelas gráficas, menos de lo que me gustaría, y aquí hablo poco o nada de ellas o de cómics en general. Pero creo que voy a poner remedio a eso: de vez en cuando descubro cosas deliciosas como este océano de amor que me ha hecho pasar un rato precioso y que además creo que no se acaba al cerrar la última página, sino que la historia y las viñetas dan suficiente juego como para retomarlo de vez en cuando y volver a disfrutarlo como la primera vez.

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