He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

sábado, 7 de julio de 2018

Superpoderes

Hace unos años, en un curso que hice en la sierra, el profe nos preguntó a quienes asistíamos esa pregunta típica de si pudieras pedir un superpoder, cuál pedirías.
No recuerdo qué cosas dijimos cada uno, ni tampoco qué dije yo, pero no fuimos muy originales: volar, ser invisible y cosas así...

Entonces el tipo que llevaba el curso nos dijo que él tenía claro desde hace mucho qué superpoder le gustaría tener: poder entenderse en cualquier lengua con cualquier persona de cualquier época.

Lo vi claro: desde entonces no se me ocurre ningún superpoder más atractivo ni más sugerente que ése...

[La foto la hice hace unos días en el British Museum de Londres. No soy capaz de imaginar, aunque supongo que alguien se habrá entretenido en contarlas y estará por ahí en algún lado, cuántas lenguas, antiguas y actuales, vivas y muertas, hay expuestas de algún modo en todos los objetos que hay en ese museo. Da vértigo pensarlo.
Y también me da vértigo pensar en aquello que leí en algún sitio y que alguien me ha contado alguna vez, de que en Londres se hablan 300 idiomas diferentes. Aquí dice que en el mundo se estima que hay unas 6000 lenguas, pero no sé si yo sería capaz de enumerar 50 ó 100...]

No hay comentarios:

Publicar un comentario