Se regaló una dura mañana de trabajo. Al mediodía los cielos se abrieron. Llovió como si nunca hubiese llovido antes. Llovió a cántaros, llovieron gruesas cortinas de agua gris. Rugieron los truenos, centellearon los relámpagos. El cielo se volvió gris oscuro. El amplio río se alisó y arrugó para recibir las gotas de lluvia. Empezó a levantarse la bruma. Lou pudo oír cómo el césped se convertía en barrizal.
De la novela Oso [1980] de la escritora canadiense Marian Engel [1933-1985].
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