He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

lunes, 15 de diciembre de 2014

Mudanza

Estoy otra vez de mudanza. No hace dos años que me fui de Atocha a la Sierra y de nuevo estoy moviéndome a otro sitio, aunque sigo en el campo. Estos días ando atrapado en casa entre cajas plegadas, llenas, a medio llenar, muebles que ya no están en su sitio pero aún no han encontrado su nuevo lugar, estanterías que esperan para ser desmontadas, armarios listos para vaciar...
Me traslado sólo por una temporada, quizá un año, tal vez algo más o algo menos. Ya veremos. En cualquier caso lo vivo como un tiempo de transición. El plan es mudarme con lo menos posible y almacenar el resto de las cosas, las que no acaben regaladas, tiradas o vendidas, en casa de una amiga.
Se supone que me llevo conmigo lo que considero imprescindible, aquellas cosas de las que no quiero, o no puedo, o no me apetece separarme. En algunos casos la decisión es fácil: hay cosas que hace años que ni recuerdo que están conmigo y que no echo de menos. Puedo pasar fácilmente sin ellas unos meses más e, incluso, posiblemente su mejor destino es el punto limpio, el contenedor de basura o el mercadillo de segunda mano. Otras está claro que vienen conmigo, de algunas no hay ninguna duda. Y aún hay otro tercer grupo, más grande de lo que me gustaría, de cosas inciertas, que pueden venir o no...

Y en particular los libros...
De los que aún no he leído, ¿cuáles me apetece leer en estos próximos meses o años? ¿cuántos me dará tiempo a leer?
Y de los que ya leí... ¿cuáles me apetece releer? ¿cuáles me gustaría tener a mano para echarles un vistazo de vez en cuando, o para prestarlos, o para recordar algún capítulo...?
¿Qué hago con los que me prestaron o me regalaron pero no he conseguido que me llamen para ser leídos? ¿Y con los que he "heredado" de alguien que pensó que estarían mejor conmigo? ¿Y con los que encontré en algún mercadillo y me llevé a casa por si acaso?
...............

[Como diría Millás, todo son preguntas...]

1 comentario:

  1. Me ha encantado esta entrada... Yo me los llevaría todos... Soy muy pesada con mis libros...

    Abrazo Violeta.

    ResponderEliminar