He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

lunes, 13 de junio de 2016

La decisión de Julia

Últimamente estoy intentando poner poesía todos los lunes en mi blog. Hoy, lunes, podría parecer que dejo la poesía aparcada para hablar de cine, pero no, seguimos con la poesía...
Oí hablar de La decisión de Julia hace unos meses, cuando tuve la suerte de coincidir con Marta Belaustegui en el curso de escritura creativa que hice en la Escuela de Escritores. Allí nos habló del estreno de la película, nos contó que era una peli muy especial y nos dijo que espabiláramos si queríamos verla porque no tardarían mucho en quitarla de las salas.
No me dio tiempo a verla. Efectivamente es una de esas pelis 'raras' que no aguantan muchos días en la cartelera. Nada que ver con tantas otras cuyo interés se mide por el número de entradas vendidas. Ésta es una película en blanco y negro, con mucho diálogo y poca acción, con muy poquitos personajes que se mueven prácticamente todo el tiempo en un espacio muy reducido. Es casi una obra de teatro filmada. Y habla, de una forma muy bella, sobre la muerte y la vida y el amor y la dignidad.
Alguien podría pensar que con todos estos ingredientes es una película 'difícil' de ver... pero, ¿qué significa difícil? Parece que si una película o una novela habla de cosas como la vida y la muerte nos va a costar mucho esfuerzo entrar en ella y en lo que nos cuenta, pero en realidad hablar de la muerte y la vida y la dignidad y el amor y la libertad no es más que hablar de cada uno y cada una de nosotrxs y de lo que vivimos día a día... No, definitivamente una película así no era probable que estuviera mucho tiempo en los cines.
El viernes pasado la programaron en el Centro de Humanidades de La Cabrera, el centro cultural del que ya he hablado aquí en alguna ocasión y que se ha convertido para mí en una referencia de mi vida en la sierra. Desde hace algún tiempo están haciendo proyecciones de películas como ésta, casi en una labor de 'rescate', y además invitan a algunas de las personas del equipo. El otro día vinieron Marta y Norberto López Amado, el director.
La película comienza con la llegada de Julia a una habitación de hotel. Lleva una pequeña maleta, va con muy poco equipaje, como supongo que deben hacerse los grandes viajes, los viajes importantes. En esa habitación, que fue importante para ella en otro momento, va a rememorar su vida, las personas que han pasado por ella y las decisiones que la han ido construyendo hasta llegar al día de hoy.
Sí, tal vez sea cierto que La decisión de Julia no es una peli fácil de ver. Ni cómoda. Tiene por momentos una belleza que es casi dolorosa. La fotografía en blanco y negro, las luces, los primerísimos planos de caras, manos, gestos, objetos. Hay momentos que no te dejan casi respirar. Te enfrenta a cada rato a las decisiones de Julia y te hace pensar constantemente en las tuyas propias, las importantes, las que te hacen vivir tu vida de una forma digna y libre.

En el breve diálogo que tuvimos al terminar la peli con Marta y Norberto, éste dijo que la de Julia es una historia que habla de la dignidad, y que la dignidad es, tal vez, 'hacer lo correcto'. ¿Qué otro argumento puede haber para convencerse de que ésta es una película importante y necesaria?

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