He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

viernes, 9 de octubre de 2015

Para llegar al otro lado

Lo primero que pensé cuando empecé a leer la novela Para llegar al otro lado, del escritor moldavo Vladímir Lórchenkov [1979- ], fue que no sabía absolutamente NADA de Moldavia. Más o menos la situaba en el mapa, la incluía en la lista de países 'aparecidos' al desintegrarse la URSS... y poco más.
Así que, cuando no llevaba más de cuatro o cinco páginas, dejé el libro a un lado y eché mano de la wikipedia para entender un poco más lo que me contaba. Así me enteré un poco de la historia reciente del país, del nombre de la capital, Chișinău, y sobre todo, puse en contexto lo que empezaba a contarme la novela: que es un país del que, desde hace años, hay un flujo constante de personas que quieren emigrar a otros lugares de Europa y del mundo donde les pueda ir mejor...
Me habían recomendado la novela diciéndome que me iba a gustar la ironía, el sarcasmo, el humor (a veces un poco negro) con el que trata el tema de la emigración en Europa. Y me habían dicho también que me iba a interesar mucho lo extraordinariamente actual que es la historia que cuenta.
Tal cual. [Tengo muy buenxs asesores y asesoras para recibir recomendaciones de lectura... No me puedo quejar... jejeje...]
La novela habla de la desesperación de quienes quieren dejar su tierra invivible para buscarse la vida en otro lugar. Lo hace con humor y sarcasmo. Y con esperanza a pesar de todo.

En Larga, un pueblo del norte de Moldavia, junto a la frontera con Ucrania, todo el mundo sueña con ir a Italia, la tierra prometida, el paraíso en el que todo es posible. Hay quienes piensan, incluso, que Italia no existe, que es sólo un producto de la imaginación desbordada de quienes sólo sueñan con escapar del país. A lxs descreídxs les avala la falta de noticias de quienes se fueron, lo escaso del número de quienes han vuelto de allá, lo incierto de lo que cuentan...

Al principio la historia parece una sucesión de los intentos, más o menos descabellados, por llegar a Italia, pero poco a poco, se entremezclan muchas más cosas: los sueños y las esperanzas de quienes quieren viajar; la frustración por no conseguirlo; los engaños y los abusos de quienes se aprovechan de esas esperanzas. Y, claro, la tristeza y la desilusión y los sueños rotos por no conseguirlo.

En la novela se habla todo el rato de Moldavia e Italia, pero todo lo que se cuenta en ella es trasladable a cualquiera de las historias que vemos en los telediarios cada día desde hace mucho tiempo: la frontera de México y Estados Unidos, la valla de Melilla, la gran frontera (y gran fosa común) en que se ha convertido el Mediterráneo...

En definitiva, un libro muy recomendable, no sólo desde el punto de vista literario, sino también, quizá sobre todo, como una crónica de lo que está ocurriendo en estos inicios de siglo.

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