He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

jueves, 8 de marzo de 2018

8 de marzo


Estaría bien decir eso de ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!...

Pero no. No son pocos ni son cobardes. Aún queda mucho por hacer y aún hay mucha gente (muchos hombres y algunas mujeres) que no ve o no quiere ver que el mundo sería mejor si mujeres y hombres tuviéramos, por fin, mismos deberes y derechos. Creo que, simplemente, es de eso es de lo que trata el feminismo. Ni más ni menos. De que los hombres renunciemos a nuestros privilegios para que la sociedad sea un poco más justa, de desmontar el patriarcado, de echar abajo los roles que nos hacen vivir siguiendo patrones de hombres o de mujeres.
Así de fácil. Y así de difícil.

Queda mucho, pero ahí estamos.
Estamos en el camino y seguimos caminando.

Estos días, como siempre, me han llegado docenas de vídeos, mensajes e imágenes por mensajes, guasaps, mails, etc. Creo que esta imagen es la que mejor describe lo que hay. Que aún haya gente que no vea o no quiera ver creo que es motivo suficiente para salir a la calle a gritarlo.

Creo que hay evidencias que no tienen nada que ver con las ideologías, que simplemente describen hechos que cualquiera (que quiera verlos) vería a poco que se despojara un poco de sus prejuicios. Y no deja de sorprenderme que siga habiendo quien niega lo obvio con un "no estamos tan mal" que no logro entender (sin ser malpensado). Quizá, aunque si leyeran esto me acusarían de faltón y de presuntuoso, estaría bien que leyeran más cosas y menos sesgadas, que se asomaran un poco al mundo real, y que escucharan un poco más a una mayoría de las mujeres que, en cualquier situación, suelen salir peor paradas que los hombres.

Hay muy, muy, muy pocas cosas de las que esté seguro. Creo que cada vez menos. Pero sé, desde hace mucho, que ésta es una de ellas.

No es una cuestión de ideología, es una cuestión de justicia. Así que ¡seguimos!

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