He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

jueves, 9 de abril de 2015

¿De qué sirven las leyes?

¿De qué sirven las leyes donde sólo reina el dinero, donde la pobreza nunca puede salir triunfante? Incluso los Cínicos, que andan siempre con la alforja a cuestas, más de una vez, y hasta con cierta frecuencia, venden la verdad a buen precio. Así, pues, la justicia no es más que una mercancía pública y el caballero que preside el tribunal ratifica las transacciones.

De la novela El Satiricón, atribuida al escritor latino Petronio, que vivió y escribió hace unos 2000 años.

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