He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

lunes, 5 de enero de 2015

...raspaduras de nuestra propia existencia.

[...] A las imágenes que yo había visto desfilar veintidós años antes vinieron a añadirse otras, nacidas de las mismas. Para todo libro que ha llegado al punto en que ya no falta sino escribirlo, siempre se produce esta proliferación. Nuevos personajes hallados por casualidad al volver de un episodio, escenas ocultas tras otras escenas como otros tantos decorados móviles [...]. Toda obra literaria se compone así de una parte de imaginación, de recuerdos y de hechos, de nociones e informaciones recibidas durante la vida mediante la palabra y los libros, y de las raspaduras de nuestra propia existencia.

Lo cuenta la escritora francesa Marguerite Yourcenar [1903-1987] hablando del proceso de escritura de una de sus novelas.

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