Siempre me ha parecido muy raruno eso de regalarle a un bebé oro, incienso y mirra. (Además... ¿alguien sabe qué es la mirra...?). Creo que por eso me gusta tanto imaginar que en esta adoración de los Reyes de El Bosco, una de las mujeres que hay en la tabla de la derecha, Santa Inés, está esperando a que ellos terminen de darle al niño sus cosas, para regalarle un libro, y que lo lea cuando pueda...
;o)
Terminan las fiestas.
Volvemos al Mundo Real.
¡Seguimos!
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