He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

martes, 12 de julio de 2016

Cambios

Ando de cambios.
Cambios vitales, importantes, transformadores.
Voy a seguir viviendo en la Sierra Norte de Madrid, pero estos días me mudo de casa y de pueblo. Me muero de ganas.
El martes es mi cumpleaños, así que también cambio de año. También ilusionado con ésto: me gusta cumplir años, y sentir y hacer memoria de la gente que tengo cerca y las cosas que me van pasando.
Y de algún modo cambio también de etapa. Sigo con el objetivo que me propuse hace unos años (¡tres ya!) cuando salí de Madrid. Siento que aún no lo he logrado, pero en realidad ése es uno de esos objetivos que no se acaban de lograr nunca y en los que lo importante es el camino que sigues mucho más que el sitio al que vas.
Y ahí seguimos... en el camino...

Y parece que con tanto cambio, personal y vital, no está de más recordar y celebrar el cumpleaños de este señor que, salvando tooodas las distancias, también tomó algunas decisiones parecidas....
Hoy, 12 de julio, se cumplen 199 años del nacimiento de Henry David Thoreau [1817-1862], autor, entre otras obras, de Walden [1854] y de La desobediencia civil [1848].

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