He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

domingo, 10 de mayo de 2015

La mirada del escultor

...Cuando estoy delante de una cafetería y miro a la gente pasar por la acera de enfrente, la veo muy pequeña, como figuritas muy pequeñas, cosa que encuentro maravillosa. Pero me es imposible imaginar que son de tamaño natural. Es decir, a esa distancia se convierten en simples apariencias. Si la misma persona se acerca, se transforma en otra persona. Pero si se acerca demasiado, pongamos a dos metros, entonces en el fondo, ya no la veo. Es decir, ahí ya no tiene el tamaño natural; ahí ha invadido todo tu campo visual. Y la ves borrosa. Y si te acercas un poco más, entonces la visión desaparece por completo. Y al principio resulta molesta, no se distingue; o es para tocarla, ¿no? Se pasa de un ámbito a otro. ¿No?

Texto de una entrevista de 1964 al pintor y escultor suizo Alberto Giacometti [1901-1966]. Lo encontré hace unos días en una exposición que vi en Madrid sobre Giacometti y su mirada.
La fotografía es de Henri Cartier-Bresson.

No hay comentarios:

Publicar un comentario