He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

lunes, 9 de marzo de 2015

gente que lee (29)

Hace añísimos, creo que yo debía andar en la facultad, descubrí, supongo que de forma más o menos fortuita como son tantos otros descubrimientos felices, a Charles Bukowski [1920-1994]. Durante una época, más o menos durante esos años de universidad, leí muchos de sus cuentos y sus novelas. (Casi nada de su poesía... siempre me ha costado leer poesía...)
De algún modo me fascinó esa mezcla de vida ruinosa, sensibilidad, desvergüenza, sexualidad, timidez encubierta y tantas otras cosas.

En esos años solía ir siempre (o casi) a comprar libros al mismo sitio: una pequeña librería de barrio que estaba cerca de Goya y que me había recomendado una amiga. Me gustaba ir por allí a mirar, a veces a comprar, y de vez en cuando a preguntarle al librero, que creo que se llamaba Enrique o quizá Emilio, qué me recomendaba.
Recuerdo que un día me llevé un libro de Bukowski y mientras lo iba hojeando en el metro de vuelta a casa descubrí que estaba mal impreso y le faltaban varias páginas. Un par de días después volví a la librería y se lo conté preguntándole si tenía algún ejemplar que estuviera bien. Él me dijo que sí y que por supuesto que me lo cambiaba sin ningún problema.
Cuando me daba el nuevo se paró un momento fijándose en la portada del libro fallido, sonrió y me dijo que bueno, siendo de Bukowski no importaba tanto que le faltaran unas cuantas páginas, que al fin y al cabo en todo lo que escribía contaba siempre lo mismo, y riendo me decía que en sus libros igual podían entrar unas páginas más que quitar unas cuantas y el resultado seguiría siendo siempre parecido: un polvo, un par de cervezas, una vomitona, alguna paja, más cervezas... y vuelta a empezar.
Le agradecí el cambio y salí de la librería pensando, y con los años he ido estando cada vez más convencido de ello, que en Bukowski hay mucho más que sexo cutre y alcohol barato...
El documental  Born into this [2003], sobre su vida y su obra, es una buena prueba de ello. La imagen de arriba, es uno de los fotogramas de esa película, en el que el escritor lee, emocionado, su poema The shower.

Hoy, 9 de marzo, hace 21 años de su muerte.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡El máximo exponente del realismo sucio!!! (en mi opinión).
    Si a mi un librero me hubiese dicho que a cualquiera de las obras que vende le sobran páginas, habría dejado de frecuentar su librería...

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    1. Bueno, para gustos los colores... pero sí, finalmente dejé de frecuentar la librería...
      ;o)

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