He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

jueves, 15 de febrero de 2018

Londres

Hoy hay luna nueva, así que me toca colgar en el blog alguno de esos relatos que escribo de vez en cuando.
Pero lo de hoy no es un relato, es más bien una página de un diario: unos cuantos párrafos contando en primera persona qué me está pasando estos días.
El jueves pasado, justo a estas horas hace una semana, me llamaron para proponerme si me iba cinco meses a dar clases de matemáticas a un colegio español en Londres. Y me lo contaron así, sin anestesia. Yo había enviado unos días antes un cv sin mucho convencimiento y pensaba que, en el supuesto de que me llamaran, sería para una entrevista o para alguna otra prueba de selección. Pero no. Me dijeron que habían ordenado los cv por orden de experiencia y el mío quedaba el primero. Y que si seguía interesado me presentara en la Consejería de Educación de la Embajada de España en Londres el lunes 19 a las 9.

Y ya.

Seguramente si me hubieran dicho que tenía que empezar en septiembre y que fuera decidiéndome durante estos meses, me habría pasado no sé cuánto tiempo dándole vueltas, hablándolo con amigxs, consultando cosas, leyendo y preguntando, para al final, quizá, decidir que no.
Pero casi no me han dado opción. Así que, en medio minuto, había decidido que me iba.

Y llevo una semana de locura: sacando billete, preguntando y contactando con un montón de gente, buscando a alguien que se quiera quedar unos meses en mi casa, buscando alojamiento allí, enterándome de cómo funciona esa ciudad...

Estoy seguro de que va a ser una experiencia interesante. Allí me dicen que no piense en ahorrar, que la gente va por la experiencia y por el inglés. Así que en eso estamos.

El primer día me sentía cagao y contento a la vez. Poco a poco, según pasan los días, me voy sintiendo más o menos igual de cagao, pero cada vez más contento, viendo la aventura cada vez más real. 
Ya he enviado toda la documentación que me han pedido, ya he encontrado alojamiento para las dos primeras semanas de aterrizaje, casi he encontrado a alguien que se quede en mi casa, he resuelto más o menos lo de los talleres y mis clases particulares... así que ya sólo me queda llegar allí y empezar una nueva etapa.

Y sí que me gustaría llevar un diario de Londres, del que estos párrafos fueran una especie de inicio. Me apetece contarlo y contarme. Será en  un nuevo blog...

¡Seguimos!  


No hay comentarios:

Publicar un comentario