El sábado pasé un día tranquilo. Ya casi no quedan estudiantes en la biblioteca, quienes estaban preparando sus oposiciones ya se han examinado, y durante todo el día pasó muy poquita gente a coger o devolver libros. Sólo por la tarde, coincidiendo con la entrada del cine, vinieron unas cuantas personas. Pero a pesar de esa tranquilidad "excesiva" fue una experiencia divertida...
Y al final de la tarde, cuando estábamos a punto de cerrar, llegó una familia preguntando por varios libros que le habían recomendado al pequeño en el colegio y por unas guías de viaje para las vacaciones. Cuando más o menos tenían lo que querían la madre me dijo si tendría algo que le pudiera interesar a él, señalando a un adolescente que se había quedado fuera esperando a que acabaran y que, como la mayoría de los que conozco en mis clases o en mi entorno, lee nada o casi nada.
Y ahí me vine arriba, tratando de encontrar algo que le pudiera interesar y que, aunque sólo fuera durante unas horas, le enganchara a alguna historia...
No sé si lo que se llevó le animó a leer y lo disfrutó, pero me gustó intentarlo...
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