He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

miércoles, 29 de julio de 2015

Oficio de palabras

Rescatando palabras, pequeñas islas de lucidez o de ternura,
sonidos, sílabas, donde aún late un poco de vida.
Recatando palabras, de las siglas y las consignas,
de los editoriales de los periódicos,
de los anuncios de radio y televisión,
de las voces muertas y embalsamadas en las pantallas,
de las programadas conversaciones de los ejecutivos
o de los tediosos discursos ministeriales,
de las arengas patrióticas, de los siniestros sermones.
Rescatando palabras para nada,
para cubrir, sin pena ni gloria, un  papel en blanco,
una lápida, donde escribir el repetido epitafio.
Oficio condenado, terca miseria del poeta.
Pero a veces, muy pocas, compensan las palabras, 
por ejemplo esta mañana, medio dormidos, 
cuando sentía tu piel junto a mi piel, 
la suave longitud de las piernas,
el rastro de mis manos en tu sexo,
y los dos, en silencio, creamos un idioma.

Del poeta español Juan Luis Panero [1942-2013], incluido en Poesía completa (1968-1996).

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