Hace un par de días contaba aquí mi estupor ante la imagen de alguien rompiendo un libro sin más motivo que la ¿satisfacción? de romperlo.
Hoy leo en el periódico que ha ardido el Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro.
Sí, ya sé que obviamente no tiene comparación lo del libro roto con este desastre. Pero al leer la noticia y saber que el incendio tiene que ver con el descuido, la negligencia, la falta de apoyo y mantenimiento por parte del gobierno, el desinterés por la cultura, en definitiva, no he podido evitar relacionar una cosa con otra:
En un caso, alguien que pasea ve un libro abandonado y, con desprecio, lo rompe y lo tira.
En el otro caso, un gobierno preocupado por no se sabe qué, desprecia su legado cultural hasta un punto ya irreversible.
Sé que no es comparable, pero la diferencia quizá sólo sea de escala...
A pesar de todo... ¡seguimos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario