He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]

domingo, 8 de marzo de 2015

Leer para quien no puede leer

Hace unos días conté aquí que, por primera vez, alguien me había pagado por leer varias novelas. (Bueno, no sólo por leerlas, sobre todo por preparar exámenes y guías de lectura sobre ellas). Ha sido divertido. Y aunque alguna de ellas no era precisamente una gran novela, y menos estando destinada a público infantil y juvenil, otras ha sido interesante leerlas (o releerlas).

Dándole vueltas a esto de los posibles trabajos relacionados con libros y lecturas, he vuelto a pensar en un trabajo al que he dado vueltas con frecuencia y que creo que me gustaría mucho hacer: leer para quien no puede leer. Ser "lector por horas" para personas que por algún motivo no lo pueden hacer por sí mismas por enfermedad, por problemas de visión, etc.

Ahí queda.

2 comentarios:

  1. Es una bonita idea que igualmente me lleva rondando desde hace tiempo en la cabeza :)

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  2. Nunca me lo había planteado hasta que leí "El lector" de Bernhard Schlink... Sí. Definitivamente tiene que ser un curro maravilloso (siempre que coincidas con los gustos literarios de la persona para la que lees)

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