Estos días, mientras pasaba las fiestas con la familia, he terminado de leer La ladrona de libros, del escritor australiano Markus Zusak [1975- ].
Fue una recomendación (y un préstamo personal) de una de las bibliotecarias del Centro de Humanidades de La Cabrera, en el que paso muuucho rato como usuario o dando clase como profe. Y la verdad es que no me ha decepcionado en absoluto.
Al principio es cierto que me dio un poco de pereza volver a encontrarme, otra vez, una historia de nazis, niñxs en campos de concentración, los bombardeos de la segunda guerra mundial... pero la pereza se me pasó inmediatamente al ver cómo se contaba la historia, quién la narraba y cómo avanzaba y retrocedía dando información para ir construyendo los personajes, sugiriendo, enlazando unos sucesos con otros, mostrando la afición por los libros de la protagonista y enlazándola con todo lo que le va ocurriendo.
Creo que es uno de los mejores libros de literatura juvenil que he leído en este 2014 que da sus últimos coletazos...
Ahora, en estos dos días que quedan antes del año nuevo, terminando los Articuentos completos de Millás y Como el agua que fluye de Marguerite Yourcenar.
Y pensando en los libros del año que viene...
He estado de compras... y he comprado tres cosas. Lo primero: una máquina de escribir. Acabaré el capítulo seis de mi novela y seremos millonarios. La segunda: una estufa. Aquí hay calor humano pero no basta... La tercera: un despertador... porque hay que introducir el tiempo en nuestras vidas... porque nos hace falta disciplina... sobre todo a mí... y porque será la única forma de cronometrar mi tiempo.
[Ópera Prima, Fernando Trueba, 1980]
martes, 30 de diciembre de 2014
La ladrona de libros
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