Franklin se encontró de nuevo en un ritmo fácil, un lanzador que arroja la pelota a su distancia. Notó que su público empezaba a relajarse. Las circunstancias eran insólitas, pero les estaban contando una historia y se ofrecían al narrador como han hecho los públicos a lo largo de los siglos, deseando ver qué pasaba, deseando que les explicaran el mundo.
Del cuento Los visitantes, de Julian Barnes [1946- ], incluido en su libro Una historia del mundo en 10 capítulos y medio [1989].
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