Desayunando,
inesperadamente,
nos descubrimos.
Ayer terminé el taller de escritura al que me apunté en la Escuela de Escritores en Madrid. Me ha sentado fenomenal. He aprendido mucho, he disfrutado como un enano escribiendo y me lo he pasado muy bien leyendo las cosas que escribían lxs compañerxs y pensando entre todxs qué era interesante y qué no y por qué.
Una de las cosas más chulas del curso ha sido que te propongan 'ejercicios' que en muchos casos tú no te habías planteado antes ni remotamente. Ya he contado aquí en algunas ocasiones que no leo tanta poesía como me gustaría. Lo intento, pero no me resulta fácil. Y desde luego, nunca me he planteado escribirla.
Sin embargo, en una de las sesiones del taller nos hablaron de los haiku japoneses. Y ahí sí que me tocaron: siempre me ha interesado muchísimo Japón y he leído algunas cosas sobre zen y muchos haiku. Pero nunca jamás me había planteado escribir alguno.
Hoy me he atrevido. Y aprovechando que esta noche hay luna nueva he pensado compartir aquí mi primer intento de haiku, dedicado a Elia, a quien estos días hace ya nueve años que conocí viajando por el sur...
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