¿De qué sirven las leyes donde sólo reina el dinero, donde la pobreza nunca puede salir triunfante? Incluso los Cínicos, que andan siempre con la alforja a cuestas, más de una vez, y hasta con cierta frecuencia, venden la verdad a buen precio. Así, pues, la justicia no es más que una mercancía pública y el caballero que preside el tribunal ratifica las transacciones.
De la novela El Satiricón, atribuida al escritor latino Petronio, que vivió y escribió hace unos 2000 años.
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