Entonces llegaba la pena, él le permitía acercarse, trataba de acostumbrarse a ella. La acogía con una particular posición del brazo, casi tendido en el gesto de darle la mano. Había que hacerle sitio al dolor, acunarlo entre los brazos. De lo contrario se convertía en terror y lo asaltaba por sorpresa, sin previo aviso, cuando cruzaba una calle o en el supermercado, mientras elegía las mandarinas o las patatas. Eran momentos de pánico.
Es uno de los párrafos del primer capítulo de la novela La verdad, de la escritora finlandesa Riikka Pulkkinen [1980- ]. Acabo de empezar a leerla hace un rato, mientras cenaba, y tiene muy buena pinta.
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