Desde luego que Jackson sabía que los
libros existían porque alguien se sentaba a escribirlos, que no
salían de la nada. La cuestión era qué les movía a escribirlos,
con tantos, tantísimos libros como había en el mundo. Dos de esos
libros se los había tenido que leer en el colegio. Historia de dos
ciudades y Huckleberry Finn, ambos con un lenguaje que acababa
cansando, aunque por distintos motivos. Y era comprensible. Fueron
escritos en el pasado.
Lo que a Jackson le asombraba, aunque
no tenía intención de que se le notara, era que alguien quisiera
ponerse a escribir otro libro en el momento presente. Ahora.
Del cuento Tren, incluido en el libro
Mi vida querida, de la escritora canadiense Alice Munro [1931- ], premio Nobel en 2013.
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