El ser humano es como un albergue.
Cada mañana llega alguien nuevo.
Éste es una alegría, este otro es tristeza,
allí viene la mezquindad
y aquí una chispa de conciencia.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, lo malicioso
puedes encontrarlos a la puerta, sonriéndote;
invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien viene,
porque cada uno ha sido enviado
como una guía desde el más allá.
Del poeta sufí Rumi [1207-1273], de cuyo nacimiento se cumplen hoy 811 años.
Lo he encontrado en el libro El buen amor en la pareja [2013], de Joan Garriga [1957- ].
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domingo, 30 de septiembre de 2018
sábado, 29 de septiembre de 2018
Músicas
Hoy, con María, en el Auditorio Nacional, echando la tarde con Shostakóvich y Stravinski.
Está claro: el mundo es mucho mejor con música...
;o)
Está claro: el mundo es mucho mejor con música...
;o)
viernes, 28 de septiembre de 2018
El buen ánimo
Preciso es que quien quiera tener buen ánimo no sea activo en demasía, ni privada ni públicamente, ni que emprenda acciones superiores a su capacidad natural. Debe, más bien, tener una precaución tal que, aunque el azar le impulse a más, lo rechace en su decisión y no acometa más de lo que es capaz, pues la carga adecuada es más segura que la grande.
A los hombres les adviene el buen ánimo a través de un goce moderado y una vida adecuada. Las deficiencias y los excesos tienden a transformarse en sus opuestos y a causar grandes conmociones en el alma y las almas movidas por grandes agitaciones ni están equilibradas ni son animosas. Preciso es, pues, ocuparse de lo que se puede y contentarse con lo que se tiene, mostrar escaso interés por los que son envidiados o admirados y no estar cerca de ellos con el pensamiento. Uno debería dirigir su mirada hacia los desgraciados y pensar en la fortaleza con que sufren, de modo que lo que uno tiene a su alcance le parezca grande y envidiable y no le ocurra que sufre en su alma por la apetencia de más cosas. Pues, quien admira a los que tienen y son considerados felices por los demás hombres y los tiene presentes constantemente en su recuerdo se ve siempre obligado a emprender novedades y a lanzarse, por causa del deseo, a acciones irremediables que las leyes prohíben. Por esta razón no se deben buscar las apetencias de éstos, sino que uno debe tener buen ánimo, al comparar su propia vida con la de los que lo pasan peor. Debe uno congratularse a sí mismo con la reflexión sobre cómo obra y soporta mejor que los otros sus sufrimientos. Si te adhieres a este parecer, vivirás con mejor ánimo y evitarás no pocas calamidades en la vida -la envidia, los celos y la melovolencia.
Demócrito de Abdera [460-370 AEC]
Las citas están tomadas del libro Los filósofos presocráticos [1957] de G.S. Kirk [1921-2003] y J.E. Raven [1914-1980].
jueves, 27 de septiembre de 2018
Rosetta
Cuenta la wikipedia que tal día como hoy, hace 196 años, en 1822, Jean-François Champollion [1790-1832], dio a conocer la noticia de que había descifrado la piedra de Rosetta, abriendo las puertas definitivamente al desarrollo de la egiptología.
Es uno de los muchos "objetos" maravillosos que he disfrutado una y otra vez hace unos meses, cada vez que iba a visitar las salas del Museo Británico.
Uno de los libros que empecé a leer en Londres, y que por cierto tengo aún pendiente de terminar, es el que cuenta el desciframiento de los jeroglíficos por Champollion... ¡otro libro en la lista de pendientes!
Es uno de los muchos "objetos" maravillosos que he disfrutado una y otra vez hace unos meses, cada vez que iba a visitar las salas del Museo Británico.
Uno de los libros que empecé a leer en Londres, y que por cierto tengo aún pendiente de terminar, es el que cuenta el desciframiento de los jeroglíficos por Champollion... ¡otro libro en la lista de pendientes!
miércoles, 26 de septiembre de 2018
martes, 25 de septiembre de 2018
lunes, 24 de septiembre de 2018
Un ademán afortunado
El acto de matar es instintivo, vitalmente lógico. Luego, las inhibiciones se encargan de adulterarlo. Las inhibiciones se disfrazan con una capa de moralidad. Pero en realidad se trata de repugnancia por la mera formalización, desacreditada a lo largo de una educación visual. Recuerden la primera imagen de la muerte que fijaron en su cerebro: Caín, quizá feísimo, con una descomunal quijada de burro en la mano. Abel, barbilampiño, blanco, yaciente. Después la literatura, el cine, todo, tiende a desacreditar la muerte aunque proporcionalmente la avale si la suministra el héroe. Fíjense en que el villano mata sin contenciones, sin límites. En cambio las matanzas del héroe han de justificarse siempre, ética y estéticamente. A la mujerte se le ha dado un carácter ultra: o es épica o es vergonzosa. Ustedes, a lo largo de una vida profesional, que les deseo dilatada, comprobarán que la muerte no es otra cosa que un ademán afortunado.
De la novela Yo maté a Kennedy [1972] de Manuel Vázquez Montalbán [1939-2003]
domingo, 23 de septiembre de 2018
El árbol rojo
Ayer, por su cumple, le regalé a mi sobrina Carla El árbol rojo, de Shaun Tan [1974- ].
¡Cómo me gusta ese libro!
¡Cómo me gusta ese libro!
sábado, 22 de septiembre de 2018
Mejor que leer
De repente me acarició el pelo.
Dios mío, eso significaba: ¡me acaricia a mí!
Nunca me había acariciado una chica.
Era agradable. Maravilloso. Incluso mejor que leer.
De la novela Una familia feliz [2011] de David Safier [1966- ].
viernes, 21 de septiembre de 2018
Relajando las costumbres
Últimamente ando leyendo cosas muy densas y cerebrudas...
...así que he decidido relajarme un poco e hincarle el diente a libros algo más tranquis...
¡Seguimos!
...así que he decidido relajarme un poco e hincarle el diente a libros algo más tranquis...
¡Seguimos!
jueves, 20 de septiembre de 2018
miércoles, 19 de septiembre de 2018
martes, 18 de septiembre de 2018
lunes, 17 de septiembre de 2018
gente que lee (253)
Niñas de la Lincoln Bench School leyendo. Oregon, 1939.
Fotografía de Dorothea Lange [1895-1965].
Estos días estamos de vuelta al cole...
Fotografía de Dorothea Lange [1895-1965].
Estos días estamos de vuelta al cole...
jueves, 13 de septiembre de 2018
Hacer algo creativo de verdad
-¿Te divierte tocar música? -pregunta Mari.
-Sí. Después de volar, creo que es lo más divertido que hay.
-¿Has volado alguna vez?
Takahashi sonríe. Con la sonrisa en los labios, hace una pausa antes de responder.
-No, nunca -dice-. Hablaba en sentido figurado.
-¿Quieres dedicarte profesionalmente a la música?
Él niega con la cabeza.
-No tengo tanto talento para eso. Tocar es muy divertido, pero me moriría de hambre. Porque, ¿sabes?, hay una gran diferencia entre hacerlo bien y hacer algo creativo de verdad. Yo no toco nada mal. La gente me felicita y yo estoy encantado de que me feliciten. Pero sólo eso. Así que este mes dejo la banda y me retiro del mundo de la música.
-¿Hacer algo creativo de verdad? ¿A qué te refieres?
-Pues, ¿cómo podría explicártelo...? Imagínate que eres capaz de sentir la música muy dentro de ti y que eso afecta de alguna manera a tu cuerpo, que tiene la necesidad de moverse todo el rato, e imagínate que, al mismo tiempo, afecta de igual manera a las personas que están escuchando tu música. Es crear ese estado de comunión. Supongo.
-Suena complicado.
-Muy complicado -dice Takahashi-. Así que yo me bajo en la próxima. Me cambio de tren en la siguiente estación.
miércoles, 12 de septiembre de 2018
viernes, 7 de septiembre de 2018
Confiar
En la lucha de poder que a veces se da, sucede que algunas mujeres riñen por las mujeres anteriores. Su lucha es, en realidad, la que no pudieron sostener ante sus hombres las mujeres que las precedieron. En algunas culturas, incluso se les negó el estatuto de seres humanos en igualdad de condiciones. Y fueron controladas y sometidas, de manera que cuando miramos al pasado, cuando cada mujer mira hacia atrás, más allá del tiempo de su vida, seguramente encuentra a muchas otras mujeres que sufrieron en manos de los hombres, que se sintieron sometidas, humilladas o no respetadas, que tuvieron que sacrificarse y engañar y que no vivieron al hombre como un amigo en quien confiar, sino todo lo contrario. Y también muchos hombres, cuando miran atrás, encuentran a otros hombres que no pudieron estar en paz ni sentirse confiados con las mujeres, que lucharon contra ellas, o las dañaron con su soberbia y autoritarismo, y por ello se sienten afectados por una culpa que no les pertenece. Por eso, cuando los hombres pueden reconocer y respetar la culpa de los hombres anteriores, y las mujeres pueden reconocer y respetar el enojo de las mujeres anteriores, pueden verse unos a otras, y viceversa, desde un lugar más actualizado. Y, desde ahí, empezar a confiar.
Del libro El buen amor en la pareja [2013], de Joan Garriga [1957- ].
jueves, 6 de septiembre de 2018
La ardilla hacendosa
Estos días me he vuelto un poco loco en casa buscando unos documentos que necesitaba para hacer una gestión en el ayuntamiento del pueblo en el que vivo.
Al final, entre libros, periódicos, recortes, revistas, catálogos de exposiciones, fotos y papeles varios, no he logrado encontrarlo lo que buscaba, así que, después de mucho revolver, he tenido que resolverlo con un plan B.
Al contárselo a Vero, una de las más firmes partidarias (junto con María) del cerillazo para terminar con mis problemas de orden y de acumulación, me ha hecho una sugerencia bibliográfica para ayudarme a mejorar mi vida, que no puedo resistirme a colgar aquí:
Nunca deja uno de aprender...
;o)
Al final, entre libros, periódicos, recortes, revistas, catálogos de exposiciones, fotos y papeles varios, no he logrado encontrarlo lo que buscaba, así que, después de mucho revolver, he tenido que resolverlo con un plan B.
Al contárselo a Vero, una de las más firmes partidarias (junto con María) del cerillazo para terminar con mis problemas de orden y de acumulación, me ha hecho una sugerencia bibliográfica para ayudarme a mejorar mi vida, que no puedo resistirme a colgar aquí:
Nunca deja uno de aprender...
;o)
miércoles, 5 de septiembre de 2018
martes, 4 de septiembre de 2018
Incendio en el museo
Hace un par de días contaba aquí mi estupor ante la imagen de alguien rompiendo un libro sin más motivo que la ¿satisfacción? de romperlo.
Hoy leo en el periódico que ha ardido el Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro.
Sí, ya sé que obviamente no tiene comparación lo del libro roto con este desastre. Pero al leer la noticia y saber que el incendio tiene que ver con el descuido, la negligencia, la falta de apoyo y mantenimiento por parte del gobierno, el desinterés por la cultura, en definitiva, no he podido evitar relacionar una cosa con otra:
En un caso, alguien que pasea ve un libro abandonado y, con desprecio, lo rompe y lo tira.
En el otro caso, un gobierno preocupado por no se sabe qué, desprecia su legado cultural hasta un punto ya irreversible.
Sé que no es comparable, pero la diferencia quizá sólo sea de escala...
A pesar de todo... ¡seguimos!
Hoy leo en el periódico que ha ardido el Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro.
Sí, ya sé que obviamente no tiene comparación lo del libro roto con este desastre. Pero al leer la noticia y saber que el incendio tiene que ver con el descuido, la negligencia, la falta de apoyo y mantenimiento por parte del gobierno, el desinterés por la cultura, en definitiva, no he podido evitar relacionar una cosa con otra:
En un caso, alguien que pasea ve un libro abandonado y, con desprecio, lo rompe y lo tira.
En el otro caso, un gobierno preocupado por no se sabe qué, desprecia su legado cultural hasta un punto ya irreversible.
Sé que no es comparable, pero la diferencia quizá sólo sea de escala...
A pesar de todo... ¡seguimos!
lunes, 3 de septiembre de 2018
Vuelve Relatos en Cadena
Hoy vuelve Relatos en Cadena. Estos últimos meses, durante mi estancia en el frío norte, no he hecho todos mis deberes como me hubiera gustado. Pero tengo muchas, muchas ganas de volver a las andadas...
La frase de comienzo del primer día, además, la propone Fernando Díaz, que fue compañero en el primer curso que hice en la Escuela de Escritores, y flamante ganador anual del año pasado:
¡A las teclas!
La frase de comienzo del primer día, además, la propone Fernando Díaz, que fue compañero en el primer curso que hice en la Escuela de Escritores, y flamante ganador anual del año pasado:
El baúl de los juguetes está cada vez más vacío
¡A las teclas!
domingo, 2 de septiembre de 2018
Libros rotos
Desde hace varias semanas ando "abandonando" libros por ahí, con la confianza de que encuentren a alguien que los quiera leer y darles una nueva oportunidad de seguir vivos. Me gusta fantasear pensando en quién los encontrará, qué cara pondrá al verlos (interés, sorpresa, hastío, curiosidad, alegría...), cuáles de ellos podrán interesarle o si al dar con ellos recuerda a alguna otra persona a quien regalárselos. En un par de ocasiones, una vez en Madrid y otra en La Cabrera, al lado de casa, he tenido la suerte de ver cómo alguien los hojeaba y se llevaba alguno.
Hace unos días volví a pasar por un lugar en el que había dejado varios (está al lado de donde vivo y paso por allí a diario) y vi que a uno de los libros que había dejado unas horas antes le habían arrancado unas cuantas páginas y lo habían tirado al suelo.
En realidad no sé qué pasa con la inmensa mayoría de los libros que abandono: muchos serán ignorados por quien los vea, unos cuantos serán hojeados por alguien, unos pocos, tal vez, serán llevados a alguna casa y, quizá, alguno de ellos sea leído por alguien. Pero sé que muchos irán a la basura, quizá les llueva, les cague un pájaro, se caigan de donde los he dejado por el viento y se estropeen en el suelo, les salpique un coche al pasar...
No tengo ni idea de qué pasará con cada uno de ellos.
Y no me preocupa: el juego es dar la posibilidad de que algunos libros, ya muy usados, muy leídos, que ya han vivido, sigan vivos un tiempo más y que alguien vuelva a recorrer sus páginas.
No hay pretensiones. No hay expectativas. No hay estadísticas de cuántos son recogidos ni leídos ni perdidos.
Pero hay algo desolador en encontrar un libro roto. Es desalentador pensar en alguien que encuentra un libro en la calle, en un banco, en el campo, en un asiento del metro, donde sea, lo coge, hojea un momento sus páginas, mira la portada un instante, lo rompe y lo tira.
Por más que lo pienso no deja de sorprenderme.
Pero... ¡seguimos!
Hace unos días volví a pasar por un lugar en el que había dejado varios (está al lado de donde vivo y paso por allí a diario) y vi que a uno de los libros que había dejado unas horas antes le habían arrancado unas cuantas páginas y lo habían tirado al suelo.
En realidad no sé qué pasa con la inmensa mayoría de los libros que abandono: muchos serán ignorados por quien los vea, unos cuantos serán hojeados por alguien, unos pocos, tal vez, serán llevados a alguna casa y, quizá, alguno de ellos sea leído por alguien. Pero sé que muchos irán a la basura, quizá les llueva, les cague un pájaro, se caigan de donde los he dejado por el viento y se estropeen en el suelo, les salpique un coche al pasar...
No tengo ni idea de qué pasará con cada uno de ellos.
Y no me preocupa: el juego es dar la posibilidad de que algunos libros, ya muy usados, muy leídos, que ya han vivido, sigan vivos un tiempo más y que alguien vuelva a recorrer sus páginas.
No hay pretensiones. No hay expectativas. No hay estadísticas de cuántos son recogidos ni leídos ni perdidos.
Pero hay algo desolador en encontrar un libro roto. Es desalentador pensar en alguien que encuentra un libro en la calle, en un banco, en el campo, en un asiento del metro, donde sea, lo coge, hojea un momento sus páginas, mira la portada un instante, lo rompe y lo tira.
Por más que lo pienso no deja de sorprenderme.
Pero... ¡seguimos!