-¿Te divierte tocar música? -pregunta Mari.
-Sí. Después de volar, creo que es lo más divertido que hay.
-¿Has volado alguna vez?
Takahashi sonríe. Con la sonrisa en los labios, hace una pausa antes de responder.
-No, nunca -dice-. Hablaba en sentido figurado.
-¿Quieres dedicarte profesionalmente a la música?
Él niega con la cabeza.
-No tengo tanto talento para eso. Tocar es muy divertido, pero me moriría de hambre. Porque, ¿sabes?, hay una gran diferencia entre hacerlo bien y hacer algo creativo de verdad. Yo no toco nada mal. La gente me felicita y yo estoy encantado de que me feliciten. Pero sólo eso. Así que este mes dejo la banda y me retiro del mundo de la música.
-¿Hacer algo creativo de verdad? ¿A qué te refieres?
-Pues, ¿cómo podría explicártelo...? Imagínate que eres capaz de sentir la música muy dentro de ti y que eso afecta de alguna manera a tu cuerpo, que tiene la necesidad de moverse todo el rato, e imagínate que, al mismo tiempo, afecta de igual manera a las personas que están escuchando tu música. Es crear ese estado de comunión. Supongo.
-Suena complicado.
-Muy complicado -dice Takahashi-. Así que yo me bajo en la próxima. Me cambio de tren en la siguiente estación.
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