En casa tengo algunos libros de los que me quiero deshacer: porque no me interesan, porque alguien me los dio o me los regaló sin conocerme mucho, porque han llegado aquí por error, porque los leí en su momento pero ahora no siento que tengan que acompañarme... en fin, por muchos motivos.
Me espanta la idea de tirar los libros a la basura o al contenedor del papel, y además siempre pienso que para cualquier libro, por raro que pueda resultar, hay algún/a lector insospechado por ahí esperando. Y que tal vez simplemente lo único que hay que hacer es lograr que sus caminos, el del libro y el de quien quizá quiera leerlo, se crucen.
Así que he decidido coger algunos de esos libros con los que ya no quiero vivir y dejarlos en sitios en los que alguien dé con ellos, y que con un poco de suerte quien dé con ellos sea ese lector o lectora a quien tal vez sí le siente bien su compañía...
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