lunes, 5 de marzo de 2018

No tengo mala planta

No tengo mala planta; de hecho, si ponemos por ejemplo a Mel Gibson en un extremo del espectro, y en el otro a Berky Edmonds, un tío de la escuela cuya grotesca fealdad era legendaria, calculo que estaría más decantado del lado de Mel, aunque no por mucho. Una novia que tuve me dijo una vez que me parecía un poco a Peter Gabriel, y Gabriel no está nada mal, ¿eh? Soy de estatura media, ni gordo ni delgado, no tengo ninguna desagradable pilosidad facial, suelo ir limpio y aseado, visto tejanos y camisetas y una chupa de cuero más o menos todo el año, salvo en verano, que es cuando dejo la chupa en casa. Voto al partido laborista. Tengo bastantes clásicos de comedia en vídeo: cosas de Monty Python, Hotel Fawlty, Cheers, etcétera. Entiendo de qué van las feministas casi en todos los aspectos, aunque no tanto las radicales.
Mi genio, si se puede decir así, consiste en combinar un montón de cualidades medias en una presentación compacta. Yo diría que hay millones de tíos como yo, pero en realidad no creo que sean tantos: muchos tíos tienen un gusto musical impecable, pero luego resulta que no leen; muchos tíos sí que leen, pero es innegable que tiran a gordos; muchos tíos simpatizan con la causa del feminismo, pero llevan una barba estúpida; muchos tíos tienen un sentido del humor digno del mejor Woody Allen, pero es que además son clavados a Woody Allen. Muchos tíos beben demasiado, muchos tíos hacen el idiota cuando conducen sus coches o sus motos, muchos tíos tienden a meterse en peleas o se las dan de tener dinero por un tubo o toman drogas. Yo la verdad es que no peco de nada de eso; si se me dan bien las mujeres no es por las virtudes que tengo, sino por las sombras que no tengo.

De la novela Alta fidelidad de Nick Hornby.

No hay comentarios:

Publicar un comentario