Espero que el amable lector me excuse por detenerme en estos y similares detalles que, aunque parezcan insignificantes a una mente rastrera y vulgar, ayudarán ciertamente al filósofo a ampliar sus pensamientos e imaginación, y a aplicarlos en beneficio de la vida tanto pública como privada, que éste es mi objetivo al presentar al mundo ésta y otras relaciones de mis viajes, en lo cual he perseguido sobre todo la verdad sin afectaciones de ornamentos eruditos o estilísticos. Pero todas las experiencias de este viaje se me grabaron tan fuertemente en el pensamiento y se encuentran tan profundamente arraigadas en mi memoria, que al confiarlas al papel no quise omitir circunstancia alguna, aunque tras un riguroso repaso taché del original varios pasajes de menos importancia, por temor a que se me acusara de pesado y trivial, como frecuentemente se acusa, quizá no injustamente, a los que viajan.
Del final del capítulo I de la segunda parte de Los viajes de Gulliver [1726], del escritor irlandés Jonathan Swift [1667-1745].
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