Escribir para darle forma al mundo,
para delinear el perfil de la lágrima,
la tristeza del árbol cortado.
Escribir para despojarnos de la mañana recién nacida,
para irnos desnudando del dolor y la alegría,
para re-vestirnos otra vez, del sol, del mar,
de la pareja que inspira ternura sin saberlo.
Ir deshaciéndonos del propio cuerpo,
sustituirlo por otros cuerpos que viven
y sienten en nosotros,
compartir la angustia, la risa, el pan
con los seres que creamos, con el mundo
que nos alimenta sin saberlo
mientras nos damos,
mientras sentimos cada día con más fuerza
la necesidad de vomitarnos,
de darnos completamente,
de morir para abonar la tierra
que de nuevo alimentará nuestras raíces.
Gioconda Belli [1948- ]
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