lunes, 11 de mayo de 2015

La habitación circular

Durante los diez años siguientes, Michel de Montaigne pasa la mayor parte de su vida en la torre. Le basta subir unos cuantos peldaños de la escalera de caracol para no oír los ruidos y las conversaciones de la casa, para olvidar los quehaceres que le molestan, pues "tengo un corazón sensible que se inquieta fácilmente; cuando está ocupado en algo, el simple zumbido de una mosca puede asesinarlo". Si mira por la ventana, ve abajo "mi huerto, mi corral, mi patio, y dentro de la mayoría de partes de mi casa". Pero a su alrededor, en la habitación circular, sólo están sus libros, que tanto ama. Una gran parte los ha heredado de La Boétie, los demás los ha comprado. No es que pase el día leyendo; se siente dichoso con saber que están ahí. "Sabiendo que los puedo disfrutar cuando quiera, estoy satisfecho con el mero hecho de poseerlos. Nunca viajo sin libros, ya sea en tiempos de paz o en tiempos de guerra. Pero a menudo paso días y meses sin mirarlos. Los leeré poco a poco, me digo, mañana o cuando me plazca... Son las mejores provisiones que he encontrado para este viaje de la vida". Los libros no son como los hombres, que lo asedian y lo importunan con su palabrería y a quienes resulta difícil eludir. Si no se los llama, no vienen; puede tomar éste o aquel, a su antojo. "Mi biblioteca es mi reino y en ella trato de que mi gobierno sea absoluto". Los libros le cuentan sus puntos de vista, y él responde con los suyos. Expresan sus pensamientos y le inspiran otros. No molestan cuando él guarda silencio; sólo hablan cuando él les pregunta. Éste es su reino. Ellos están a su servicio.

De la biografía de Michel de Montaigne [1533-1592] escrita por Stefan Zweig [1881-1942].

"Librairie Montaigne1" by Mcleclat - Own work. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons.

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