jueves, 5 de febrero de 2015

Ganas de escribir

Escribí una novela porque tuve ganas. Creo que es una razón suficiente para ponerse a contar. El hombre es por naturaleza un animal fabulador. Empecé a escribir en marzo de 1978, impulsado por una idea seminal. Tenía ganas de envenenar a un monje. Creo que las novelas nacen de una idea de ese tipo y que el resto es pulpa que se añade al andar.

De las Apostillas a El nombre de la rosa [1983], de Umberto Eco [1932- ].

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